martes, 11 de mayo de 2010

No viene mal sincerarse de vez en cuando.

Hace meses que no entraba por aquí, ni escribía mi nombre de usuario y contraseña y cliqueaba sobre la pestaña de "Nueva entrada"
Hace meses que no sé que contar, pues todo ha sido demasiado raro, como una montaña rusa de alegrías y decepciones, de momentos para compartir e impresiones para guardarse uno mismo.
Y mientras tecleo esta introducción, sigo sin saber que es lo que me ha llevado a encender mi portatil a las 1:44 de la noche y escribir esta entrada.
Quizás sea la necesidad de dejar testimonio escrito de las cosas que pululan por mi cabeza o más probablemente sea una válvula de escape, un "no sé que" que me convenzca de que mi vida no es tan monótona como creo y que en algún lugar del ciberespacio hay alguien al que le interesa lo que cuento, ya sea conocido o desconocido.

Los exámenes ya están aquí, de momento no puedo quejarme, pero tampoco puedo confiarme.
Apenas me queda tiempo para nada, y casi lo prefiero, este estrés mental evita que piense en cosas que no debo.

El verano se acerca y con él, tal vez un cambio de aires, salir de Vitoria rumbo a una ciudad desconocida y que me deja un cierto regustillo agridulce, pero a pesar de todo, sigo queriendo ir.
Hay pocas cosas que tengo claras en la vida, pero una de ellas es el no querer quedarme para siempre en un mismo lugar.A veces pienso que lejos de aquí, el cielo es más azul, que es más facil soñar y dejarse llevar.


Veo como a mi alrededor todo el mundo va encontrando su sitio y encauzando sus vidas.
De vez en cuando envidio a aquellos que tienen su vida amueblada y hablan del futuro con seguridad e ilusión, que hacen planes, que no tienen dudas, que parece que todo les sonrie.

Hay momentos en la vida en los que hacer la maleta e irte lejos es la única forma de encontrarte a tí misma.

Y después de este momento de desahogo emocional, vuelvo a sentirme bien, como si me hubiera quitado un gran peso de encima.

3 comentarios:

Muñeca de porcelana dijo...

Te había dejado un comentario pero el ordenador de la uni me ha fallado y se ha borrado entero. Tengo ganas de hablar contigo para reírnos de las anécdotas que ha contado hoy un internista en medio de un corro de mujeres de distintas edades (médicos, enfermeras, residentes y yo). No sabía que fueras a irte en verano ¿a dónde?
Por otra parte, realmente eres un culo de mal asiento. Yo, sólo con estar tanto tiempo en Zaragoza ya prefiero volver a Vitoria una temporada y liberarme de la agotadora presión. Pero bueno, todos somos diferentes. Desde luego, lo único que tengo claro es que poquísima gente podrá quedarse en donde había planeado o deseado, a no ser que te metas a trabajar a una fábrica o al Corte Inglés. Y las cosas se complican con una pareja, porque las ofertas de trabajo nunca se ponen de acuerdo para los dos, y uno tiene que ceder, o simplemente se acaba, a veces. Porque te has pasado toda la vida esforzándote para llegar a donde estás ahora, y tienes la posibilidad de trabajar en lo tuyo. Tal y como están las cosas (y llevan así más de veinte años) todo el mundo tiene que arriesgar en el juego. Pero no te amedrentes por ello, Chantu. El manejo de la incertidumbre es lo más difícil que nos encontraremos.

Chantinurri dijo...

Creí que te lo había dicho...aún no es seguro 100% pero igual este verano me voy a hacer practicas en un laboratorio a Nantes :)
Tengo q contarte ademas un par de cosillas.
A ver si te llamo mñn, un beso

Tu unión al cable biónico dijo...

Ay hija mía! Ni que fueras la única que no supiera absolutamente nada sobre qué hacer con su vida en un futuro no tan lejano. De todas formas piensa una cosa... la crisis está ahí y no hay trabajo para nadie, así que, no hay prisa!